
Ya lo sé, ya lo sé... No hace falta que gritéis que desde aquí os oigo. Teníendola a unos veinte minutos y que no vaya más a menudo... Ya lo sé, ya.
¿Qué le voy a hacer? De pequeña era más de playa, me tiraba todo el día dentro. Incluso una vez un 'guiri' tuvo que sacarme del agua porque yo sola no podía (¡vaya olas!, tenía siete añitos o así), pero el tiempo hace que los hábitos y las costumbres vayan cambiando. Ahora cuando voy a la playa lo que gusta es estar tumbada escuchando las olas (mientras se oye de fondo la canción del verano porque los que están a tu lado tienen la música a más no poder), leer un buen libro (mientras te pasa el niño de turno echándote toda la tierra habida y por haber) y tomar un refresquito o un helado (tras veinte minutos de espera a pleno sol). Pues sí, los hábitos cambian y con razón :-)
Estos días he aprovechado para quedar con las amigas, salir a cenar, leer (ya voy por el cuarto libro, aunque dos los tenía a medias, jeje), ver películas de miedo, comer palomitas y chocolate y tener remordimientos por el flotador que está empezando a instalarse en mi cuerpo. Pero bueno, me he propuesto hacer una hora diaria de paseo cuando esté en el pueblo y eso voy a hacer, ¡he dicho!
De momento, y a la espera de irnos al pueblo el próximo domingo, seguiré aprovechando para leer, escuchar música, ver películas y quedar con todo el mundo, y no en este orden, ¡jeje!
¡Disfrutad del veranito que queda sólo un mes!