Podría poner la canción del verano, pero como se puede aplicar a todo el curso (etapa) escolar... Este verano estuve en Andalucía y, casualidades de la vida, conocí a un maestro, Juan Antonio. En una de las cenas que tuvimos con toda la familia y amigos, se nos animó el buen hombre y así empezó a cantar, guitarra en mano (hay que aplicar el ritmo de la canción de 'Clavelitos', seguro que los de mi quinta saben cuál es):
Hace ocho años que empecé
a estudiar el Magisterio
y desde que comencé,
no conozco ni a Comenio.
Por la mañana en el bar,
por la tarde en la cafetería
y por la tarde a ligar
con las de Filología.
Suspensitos, suspensitos,
suspensitos me da el profesor.
Suspensitos, suspensitos,
suspensitos de repetición.
Si algún día, suspensitos,
no pudiera poderte traer,
no te creas que me han aprobado,
es que este año no me presenté.
¡Me encanta! ¡No nos reímos ni nada con la cancioncita! Y claro, teniendo en cuenta que una entiende del tema (por ser profesora y porque alguna, de vez en cuando), cayó, pues ¡qué queréis que os diga! ¡Se la voy a enseñar a la profe de Música y que la aprendan en clase!
Por cierto, a olvidarse de los cambios bruscos de imagen. El otro día tuve un sueño rarísimo. Iba a ver a mis antiguos alumn@s y estaban tod@s, con sus respectivas mesas, en los pasillos. ¡Iban tod@s iguales! Sólo habían tres modalidades:
- melena rizada y teñida de rosa azulón
- melena rizada teñida de naranja
- corto a lo chico teñido de amarillo canario con mechas negras
¡Vaya tela cuando empecé a veros las caras y os identifiqué! ¡Hay que ver lo mal que le sienta a un@ el cambio de look!